BUSCAMOS TODAVÍA A NUESTRO TÍO ANTONIO, por Carlos Acosta
- mamafilmsinfo
- 9 jun
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BUSCAMOS TODAVÍA A NUESTRO TÍO ANTONIO
Nota de lectura: querría decir que los hechos que voy a relatar los he conocido por narraciones orales de mi madre. Mi padre, apenas hablaba del tema, supongo porque debía de ser muy doloroso para él. Lo relatado por mi madre lo he completado con algunas aportaciones de otras personas : mi abuela materna y algunos particulares, del pueblo o de Fuencaliente
ANTECEDENTES
Para que se entiendan mejor los hechos, comparto unos breves apuntes. La familia de mi padre, natural de Tazacorte, había emigrado a Cuba, como otras tantas familias palmeras, en las dos primeras décadas del siglo XX. Después de unos años de duro trabajo en los ingenios azucareros, la familia regresó a La Palma, a principios de los años 20. Eran cinco hermanos, de los cuales, dos niñas murieron pronto, a los 10 ó 12 años. Causa de la muerte : acetona. Quedaron tres : Asunción, mi padre, Pepe "Chaveo", nacido en 1915 y Antonio, en 1918. Mi padre y su hermano Antonio pronto desarrollaron una ideología de izquierdas, dentro de la tradición obrerista y sindicalista de Tazacorte. Ambos recibieron con júbilo la llegada de la 2ª República, en 1931.
Cuando se produce el golpe militar, en 1936, es sabido que en La Palma hubo una "Semana Roja", en que la isla permaneció fiel a la República. En esa Semana hubo desfiles, manifestaciones y mítines a favor de la causa republicana. En dichas manifestaciones se gritaban Viva la República y también, reprobaciones a quienes se habían levantado contra el régimen republicano, sobre todo, contra Franco y Mola. Durante esa Semana, los partidarios del golpe militar (¨falangistas, monárquicos, la iglesia, terratenientes, etc.) apenas salían a la calle y mi madre me decía que se los podía entrever, detrás de los visillos de sus ventanas, observando los desfiles, los gritos antifascistas y quiénes los proferían. Mi madre que, con 16 años, ya era novia de mi padre, le aconsejaba que no fuera a esas manifestaciones, puesto que los partidarios de la sublevación militar, estaban observando desde sus casas. Mi padre, más o menos, le hizo caso, pero no así mi tío Antonio, más vehemente. Es fácil suponer que quedó "fichado" por los "observadores" antirrepublicanos.
Cuando los golpistas mandaron a La Palma, el cañonero Canalejas, la isla pasó a estar controlada por los fascistas. Ya en el nuevo orden, en un mitin dado por el Alcalde del nuevo régimen, mi tío Antonio le rebatió, en público, algo que había dicho el mandatario. De esto último me enteré, hará 5 ó 6 años, a través del hijo de un falangista. Dicho hijo llevaba unos cuantos años en Venezuela y había regresado a Tazacorte. Así, pues, ya tenemos a mi tío Antonio en el punto de mira de los partidarios de Franco.
HECHOS
Por aquellos días la Banda de Música de Tazacorte daba un concierto en la Plaza de España y, por aquel entonces, había la costumbre que la Banda, antes de empezar el concierto, tocaba el himno nacional, y la gente se tenía que levantar y hacer el saludo fascista. Mi tío, que estaba en la plaza, se levantó cuando la Banda iba a interpretar el himno y se marchó. El Alcalde, que ya lo conocía, le recriminó que se fuera justo en ese momento, y mi tío, en lugar de callar (no era de los que agachaban la cerviz), se encaró con el Alcalde y le dijo: "me marcho para no tener que saludar ese himno odioso". De momento, no pasó nada pero al día siguiente, a primera hora, apareció en la puerta de la casa del Alcalde un pasquín, escrito a mano, que reproducía literalmente las palabras dichas por mi tío el día anterior. Acusan a mi tío de haber escrito dicho pasquín y haberlo enganchado en la puerta del domicilio del Alcalde. Detienen a mi tío y lo trasladan a la cárcel de S/C de La Palma. Allí estuvo preso no mucho tiempo, y su hermana Asunción lo visitó en alguna ocasión. Mi padre estaba movilizado, por edad (21 años), en Hoya Fría haciendo una instrucción acelerada para incorporarse a la guerra, que ya había empezado en la Península. Antonio no estaba movilizado porque sólo tenía 18 años. En las visitas de mi tía Asunción, Antonio le juraba que él no había escrito aquel pasquín. Mi tía habló con un falangista, al que conocía, de apellido Baudet, el cual le dijo que estuviera tranquila, que tenía que venir un grafólogo para comprobar la letra del susodicho pasquín. También, unas vecinas de la prisión dijeron que oían los gritos de un joven que juraba por la memoria de su madre que él no era el autor de aquel escrito.
Pues bien; en un momento determinado avisan a la familia de mi tío que no lo fueran a visitar más porque iba a ser trasladado a una cárcel de Tenerife, con otros presos. La familia, de Tazacorte llama a mi padre para que fuese, tempranito al muelle de Tenerife para que viese a su hermano Antonio, y lo animase y le diese cigarrillos. Mi padre fue el día siguiente al muelle y allí desembarcan varios presos, pero entre ellos no estaba su hermano Antonio. Mi padre telefonea a su familia en Tazacorte y le informa de que su hermano no había desembarcado. Mi tía Asunción llama a la prisión de S/C de La Palma, y le dicen que su hermano ya no estaba allí, que había salido en unas camionetas hacia el muelle para embarcar para Tenerife. Podríamos terminar aquí la historia diciendo que hasta ahora nunca más supo de lo que le pasó a mi tío. Ni una nota oficial; nada de nada. Se lo tragó la tierra. Silencio absoluto y devastación de una familia, golpeada brutalmente, en un joven de 18 años, que apenas había empezado a vivir.
Los hechos debieron de ocurrir (por comentarios, rumores, sentido común...), más o menos así : de las camionetas que salieron de la prisión, al llegar a la altura del muelle, algunas giraron hacia la izquierda con dirección al embarcadero y una siguió recta y, a través del túnel del risco de la Concepción, se adentró hacia el interior de la isla. En esa camioneta, aparte de mi tío, iban otros presos políticos. Mi madre me hablaba de un tal "Peñita", de Tazacorte, igualmente. Yo llegué a conocer a unos "Peñas", hijos o sobrinos de Peñita. Cuáles fueron los criterios para elegir a los que iban, en esa camioneta, con destino a la muerte es un misterio, como tantos de la época.
Acabó la guerra y, ante el elocuente silencio oficial y el hundimiento moral y anímico de mi familia, todo eran rumores y comentarios. Por ejemplo, a mi padre le dijeron que en los alrededores de Fuencaliente se había encontrado una corbata negra, que había pertenecido a mi tío Antonio.. Así, llegamos a una fecha mucho más reciente : década de los 80. Mi padre ya había fallecido; yo estaba viviendo en Barcelona y mi hermano Orlando, en Tenerife. Mi madre vivía sola en Tazacorte. Llegó por el pueblo un señor de Fuencaliente, que llevaba muchos años en Venezuela. En la plaza del "Morro", del pueblo, preguntó por la familia de mi tío. Estaba, casualmente por allí, mi tío Tino, hermano de mi madre. El señor de Fuencaliente le contó que siendo él un niño, en el año 36, estaba en las afueras de Fuencaliente, cuando oyó el ruido de una camioneta; se asustó y se escondió. La camioneta llegó y los guardias hicieron bajar a los presos, que llevaban atados. Los alinearon a borde de una galería o "furnia" y les fueron pegando un tiro en la nuca y tirándolos al vacío, y que, entre aquellos presos, había un jovencito, casi un niño. El zagal, cuando llegó, aterrorizado, a casa, contó a sus padres lo que había presenciado, los cuales le dijeron que ni una palabra a nadie. Al poco, la familia emigró a Venezuela y después de unos cuantos años, el niño, ya persona adulta, regresó a La Palma y sintió que tenía el deber moral de contar lo que había visto, de pequeño. Pues bien, mi tío Tino consideró que no valía la pena decírselo a mi madre, ya mayor. El señor de Fuencaliente se fue y nunca más se supo de él.
Yo, cuando me enteré de que habían encontrado unos restos humanos en el fondo de unas galerías, en los alrededores de Fuencaliente y que habían identificado algunos de estos restos, me hice la prueba del ADN y la envié a un Instituto Forense de Las Palmas. No he recibido respuesta. ya hace, de esto, unos 4 ó 5 años. No sé si es que no hice la prueba correctamente o qué. Me gustaría saber algo.
Carlos Acosta
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